Por
Ingrid Olórtegui - Planificación y proyectos PROESMIN
Niveles
de pobreza y proyectos mineros activos
La
planificación, la arquitectura y el diseño han sido compañeros escurridizos del
desarrollo minero en nuestro país, aunque estos tres elementos sean necesarios
para una convivencia armónica entre la mina y la población que la recibe.
Este
proceso de planificación del territorio requiere ser integrado a la
infraestructura y sistemas urbanos existentes. Un enfoque social y ambiental
sostenible es necesario en la concepción de este nuevo orden, aunque en la
práctica, esta consideración se distorsione por cuestiones políticas o de
intereses particulares, y se agudice aún más su manipulación en el medio
minero.
Actualmente
existen 168 proyectos de explotación en 332 distritos, de un total de 1834
distritos en el país. Si relacionamos territorialmente la ubicación de los
planes territoriales y urbanos, el nivel de pobreza, y los proyectos mineros a nivel nacional
según Ingemmet, podremos apreciar que hasta el año 2009, sólo el 5 % de los
distritos contaban con un Plan de Desarrollo Urbano aprobado, y el 8% de los
distritos contaba con un Plan de Acondicionamiento Territorial aprobado.
Por
otro lado, observamos que los distritos donde existe mayor cantidad de
proyectos mineros activos, tenían el nivel más bajo de planificación de su
territorio. Resulta interesante anotar que los distritos categorizados en los
quintiles de pobreza más bajos, existe una mayor cantidad de planes aprobados.
La
normativa establece que luego de haber planteado los lineamientos de desarrollo
general se profundicen los estudios y las propuestas a nivel distrital y de
localidades, en el caso de la planificación urbana
Pero
este proceso muchas veces se basa en la iniciativa de los gobiernos locales,
que buscan el ordenamiento de sus localidades sin tener patrones base a nivel
macro.
A
nivel nacional, no existen casos reconocidos de localidades que hayan mejorado
las condiciones de su asentamiento con la llegada de la actividad minera.
Las
mejoras en el ornato público, tal como el diseño de las calles o el
ordenamiento de los usos no suele ser parte de las iniciativas públicas ni de
las privadas.
En
este medio la diversificación económica es tan básica que no existen casos
representativos en el Perú, de localidades mineras que se hayan desarrollado
como grandes urbes a partir de la inyección económica recibida a partir de la
actividad minera.
El
modelo que prima es el de ciudad campamento poco relacionada con la población
del entorno.
El
reconocimiento de las potencialidades y problemas de un territorio es la base
para proyectar un desarrollo sostenible. La inversión inicial en este tipo de
estudios resulta clave para que las autoridades tengan un buen sustento de sus
actividades.
Una
relación sana con las empresas que se desarrollan en su territorio puede
facilitar convenios y asociaciones que beneficien a todos, principalmente a la
población.
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